Jennifer siempre trabajó por conseguir sus sueños
Hoy como médicos especialista tiene la posibilidad de apoyar a más personas.
Afortunadamente, un médico le recomendó que fuera al Hospital Shriners para Niños México y desde ese día su vida cambió.
La atención integral a través de consultas psicológicas, médicas, nutricionales y cirugías, le inculcaron a ella y a su familia, que en la vida no hay límites. “No habríamos podido pagar todos los costos de mi tratamiento. Nunca olvidaré el cuidado de mis médicos, enfermeras, trabajo social, nutricionistas, terapeutas, radiólogos y cirujanos”.
Jennifer recuerda como llegaban los Reyes Magos a entregarle juguetes el seis de enero; también recuerda el gran apoyo que le brindaron para poder pasar por el proceso de sus cirugías. Ella nos comparte que el hospital la hizo sentir como un niño amado. Pero no solo tuvo un tratamiento exitoso, sino que también hizo muchas amistades con quienes tuvo contacto por más de 20 años.
Sembraste en mí desde muy joven la tenacidad con la que crecí a lo largo de mi vida.
“Recuerdo vivir con mis amigos, algunos amputados, quemados y en sillas de ruedas. Creo que para aquellos de nosotros que crecimos en este hermoso entorno, el hospital nos hizo sentir que en la vida es posible que no obtengas todo lo que quieres, pero puedes ser feliz con lo que tienes”.
Actualmente, Jennifer es estudiante de Doctorado en Investigación en Medicina en el IPN (Instituto Politécnico Nacional) en el campo de biología molecular. Ha obtenido diversos estímulos y reconocimientos por su constancia y tenacidad. Recibió además una beca para estudiar en China, donde tuvo la oportunidad de escalar La Gran Muralla.
Jennifer también colabora en proyectos de investigación en el IPN y la UNAM (Universidad Autónoma de México), donde su intención, comenta, es poder contribuir a la investigación de las enfermedades raras. También brinda consulta a pacientes, la mayoría con enfermedades crónico-degenerativas con secuelas neuromusculares.
Ella los ayuda a rehabilitarse, pues comprende muy bien el sentimiento de sus pacientes; lo que hace que el vínculo que tiene con ellos sea único.
“Aunque tengo una discapacidad, y aunque tengo una prótesis total de cadera que me hicieron hace nueve años, soy una persona plena y feliz. Y todo se lo debo a ustedes”, concluye Jennifer.