Un dispositivo de asistencia transforma la experiencia de la comida para una joven paciente

Aunque a su familia le dijeron que tenía un 5% de probabilidades de sobrevivir, Brooklyn, una paciente de 11 años, ha pasado toda su vida superando obstáculos que parecían imposibles de vencer.

Quizá se deba en parte a su dicho favorito, “Querer es poder”, y en parte a la atención que recibió en los Hospitales Shriners para Niños de Greenville y los Hospitales Shriners para Niños de Philadelphia.

Brooklyn, que nació con artrogriposis múltiple congénita (AMC), una enfermedad que provoca rigidez en las articulaciones y dificultades en la movilidad, ha trabajado con equipos de rehabilitación multidisciplinarios y se ha sometido a distintas cirugías en el Hospital Shriners de Greenville para mejorar la capacidad funcional de sus brazos y piernas. Y todos los que la conocen comprenden por qué ha avanzado tanto: su actitud es decidida y su optimismo es inquebrantable.

Si bien Brooklyn siempre se mostró resuelta a comer sola con ayuda de diversos métodos, hace poco comenzó a utilizar Obi, un brazo robótico que ha vuelto la experiencia mucho más sencilla... y más gratificante. Un “dispositivo revolucionario para ayudar a comer a las personas sin capacidad funcional en las extremidades superiores”, Obi le ha permitido obtener un grado de autonomía increíble a la hora de la comida.

Controlado por cualquier parte del cuerpo que pueda pulsar un botón, Obi toma de manera automatizada la comida de uno de los cuatro compartimentos del plato y la lleva cuidadosamente hasta la boca del comensal.

Ahora, como le cuesta menos alimentarse, Brooklyn disfruta la comida, preferentemente, pudín o sémola de maíz, y el tiempo que pasa con sus amigos y su familia más de lo que alguna vez imaginó.

“Brooklyn es muy independiente. Quiere ser capaz de hacer las cosas sola, y Obi le ha dado mayor autonomía”, contó Cathy, su mamá.

En efecto, toda la familia de Brooklyn ha notado la influencia positiva que ha tenido el dispositivo en la valiente preadolescente.

“Si la miras a la hora de comer, verás que sonríe todo el tiempo”, dijo Cathy. Y eso es sin dudas una buena noticia, porque la sonrisa de Brooklyn alegra cualquier ambiente. “Es invalorable”.

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