Enfermera instrumentista se jubila después de atender a niños durante 21 años

“¿Puedo darte un abrazo?”

Esa fue la primera interacción que tuvo Pat Long con una paciente de Shriners Children's. Ocurrió hace más de dos décadas durante su entrevista de trabajo. Estaba saliendo del edificio con grandes esperanzas de dar un nuevo paso en su carrera cuando una niña pequeña en silla de ruedas le sonrió y le preguntó: “¿Puedo darte un abrazo?”.

Pat no lo sabía entonces, pero esa interacción estaba predestinada. Su amor por los niños de Shriners comenzó en ese momento y creció hasta incluir a toda una generación de pacientes.

El 1.º de febrero, Pat saldrá por última vez del Hospital Shriners para Niños St. Louis. Su decisión de jubilarse está inundada por sentimientos de emoción y tristeza en partes iguales.

Espera con ansia tener más tiempo para sus tres nietos, dos hijos y su esposo. Su familia es su fuente de alegría.

Tiene planes para viajar a Florida y disfrutar del sol. Pero, por ahora, solo hay lágrimas.

“Hay tantas personas que he conocido y con las que he trabajado que será difícil no verlas regularmente”, admitió Pat.

Ella dijo que siempre se ha sentido como en casa en el quirófano y que las personas que la rodean, especialmente los cirujanos, han sido sus maestros.

Luego, están los niños.

“Ver el efecto positivo que hemos tenido en algunos de los niños y saber que su calidad de vida va a mejorar, esa es una de las principales razones por las que me he quedado. Este lugar te hace sentir bien”, comenta.

Pat recuerda a un paciente de Rusia que creció alrededor de medio pie gracias al tratamiento y la cirugía de la columna vertebral. Ella recuerda a otro paciente que llegó a Shriners Children's con tres brazos. La investigación, la creatividad y el talento ayudaron a que ese niño prosperara.

Como sucede con la mayoría de los miembros del equipo de Shriners Children's, cada niño dejó una huella en su corazón. Pat guardará esos recuerdos muy de cerca, para siempre.

“Pat ha servido a los niños de Shriners [Children's] con su talento de enfermera profesional y su corazón solidario durante dos décadas. ¡La extrañaremos profundamente pero le deseamos que su jubilación represente años de relajación! Se lo ganó”, dijo Tammy Keesey, directora de Servicios de atención al paciente.

Al salir del hospital por última vez, Pat sonreirá pensando en su primer niño de Shriners Children's que conoció y en los miles de otros a los que ha atendido.

Mientras tanto, su mensaje para el equipo de Shriners Children's es el siguiente: “¡Sigan trabajando duro!”