Volver a correr: El Hospital Shriners para Niños de Boston ayuda a Davis a recuperarse tras sufrir una quemadura
Cuando recién comenzaba la temporada de cross country, Davis, de 17 años, sufrió quemaduras graves al estar parado junto a una fogata que creció de manera inesperada.
Lo trasladaron al departamento de emergencias local y al Hospital General de Massachusetts antes de llegar al Hospital Shriners para Niños de Boston, con quemaduras que le cubrían el 30% del cuerpo.
Tras su hospitalización, Davis y sus padres, Doug y Amy, recibieron noticias prometedoras: los médicos confiaban en que Davis volvería a correr en tres semanas. A Davis, destacado corredor y estudiante de último año de secundaria, esto le parecía casi demasiado bueno para ser verdad. Doug y Amy estaban sorprendidos pero esperanzados. Gracias a la atención personalizada y centrada en el paciente que se brinda en el Hospital Shriners para Niños de Boston, Davis logró un sorprendente regreso a las pistas y no perdió de vista sus objetivos futuros.
Al comienzo de su estadía en el hospital, correr al aire libre le parecía una meta lejana. Comenzaba cada mañana cambiándose los vendajes en sus heridas, un proceso incómodo y agotador. Después tomaba una siesta, y otra por la tarde. Las enfermeras le explicaron que el proceso de curación consumía mucha energía y le recomendaron que descanse lo más posible. Davis recuerda que el apoyo de las enfermeras lo ayudó a atravesar estos primeros días. “Lisa y Julie fueron dos de mis enfermeras al principio y me ayudaron mucho”, dijo. “A veces teníamos conversaciones que no tenían que ver con mi atención médica, por ejemplo, hablábamos sobre entrar a la universidad y sobre correr”.
Doug y Amy también se sintieron apoyados y tranquilos a medida que aprendían más sobre las lesiones de Davis y el plan de tratamiento. “El equipo de atención de Davis estuvo disponible para nosotros, para aclarar todas nuestras dudas y darnos todo lo que necesitábamos. Nunca nos sentimos presionados”, dijo Doug. “Al principio nos preocupaba que esta situación alterara mucho el último año de escuela secundaria de Davis. Pero con la ayuda del equipo, nos dimos cuenta de que íbamos a salir adelante”.
Foto de arriba cortesía de John Risley
Davis estuvo muy bien atendido desde el principio. Todo el personal defendió su bienestar. Para todo lo que quería hacer o lo que necesitaba, ellos estaban comprometidos a ayudarlo a lograrlo.
Aunque al principio no podía comer mucho, como atleta Davis sabía que una nutrición adecuada es parte importante de su recuperación. Su plan de alimentación tuvo que adaptarse para incorporar opciones sin gluten. “El personal del comedor fue excepcional”, dijo Amy. “Fueron muy atentos y prepararon comidas para Davis sin gluten y con alto contenido de proteínas. Se tomaron el tiempo para conocerlo y saber qué tipo de comida le gustaba”.
Una vez que Davis estuvo listo para salir de la UCI, Amy estaba nerviosa por la siguiente fase de su atención en el Hospital Shriners para Niños de Boston. Ella se sintió enormemente reconfortada por el apoyo integral que su hijo recibió. “Davis estuvo muy bien atendido desde el principio”, explicó. "Todo el personal defendió su bienestar. Para todo lo que quería hacer o lo que necesitaba, ellos estaban comprometidos a ayudarlo a lograrlo".
En su mente, Davis nunca abandonó la idea de volver a correr, sobre todo a medida que iba aumentando su nivel de actividad. Caminaba alrededor de la unidad de pacientes hospitalizados, y pronto tuvo fuerzas para subir y bajar escaleras. Cuando su hermano mayor y un grupo de amigos vinieron de visita, jugaron al futbolín en la sala de juegos del séptimo piso. Como sus heridas le impedían estar a la luz del sol, Davis y Doug improvisaron y salieron a caminar por la noche.
A medida que se preparaba para la transición de vuelta a casa, el equipo de atención de Davis fue un recurso valioso. Le educaron sobre los productos que debía usar en la piel en cada etapa de su recuperación. Cuando supieron que iba tomar un trabajo de verano pintando al aire libre, le ayudaron a conseguir protector solar y ropa protectora. “Me prepararon bien para instalarme en casa y seguir con mi rutina diaria”, dijo Davis. “Me sentí bien preparado para encargarme de todo”.
Dos semanas y cinco días después de ser hospitalizado, Davis corrió media milla. Aumentó gradualmente sus distancias y compitió en una carrera de cross country apenas un mes después de haber sufrido su lesión, y salió segundo en su equipo. “Realmente me sorprendí a mí mismo; no tenía idea de cuál era mi tiempo”, dijo. “Solo me perdí un par de competencias y volví para competir en las últimas cuatro. Fue muy agradable estar allí de nuevo”.
Durante el año siguiente, Davis regresó al Hospital Shriners para Niños de Boston para realizarse controles de seguimiento. Trabajó con fisioterapeutas y ergoterapeutas, y se le brindó prendas a presión personalizadas que usaba entre 22 a 23 horas al día. También le dieron una rutina de cuidado de la piel a seguir dos veces al día, que incluía masaje de las áreas quemadas, para facilitar la curación y controlar la cicatrización.
Davis, que ahora tiene 18 años, está en primer año en Trinity College en Connecticut, donde competirá en el equipo de atletismo. En octubre, Davis y su familia participarán en el Boston Haunted Walk por segundo año consecutivo. Doug y Amy se enteraron del evento cuando Davis fue hospitalizado. Están agradecidos por su experiencia en el Hospital Shriners para Niños de Boston y decidieron que era una gran oportunidad para retribuir y ayudar a otras familias con casos de quemaduras a recibir el mismo nivel de atención personalizada.
Como resultado de la reflexión sobre su recuperación y su regreso a correr, Davis tiene algunos consejos para otros atletas que estén pasando por dificultades similares. “Al principio puede parecer muy difícil, pero hay que mantenerse concentrado en hacer todo lo necesario para recuperarse”, dijo. A veces uno puede sentirse muy alejado de su versión normal, pero volverás a ser esa persona. Será cada vez más fácil”.